jueves, 4 de abril de 2013

Opuestos complementarios

La sensibilidad para percibir es inherente al ser humano. Se puede saber poco y nada de arte  pero todos sabemos que los opuestos se atraen y se complementan y lo mismo sucede con los colores.
Es la tercera vez que hago un trabajo para Vicky y su marido. Vinieron por primera vez cuando estaban recién casados y hoy tengo el gusto de prepararles un mueble cuando falta apenas un mes para que nazca su primer bebé. Me alegra volver a recibirlos, los dos son esa clase de clientes que a todos nos gusta tener: vienen con ideas pero aceptan propuestas, toleran el tiempo de espera para que el mueble se pueda trabajar con tranquilidad y agradecen el cambio generado.
Esta vez Vicky me escribió para que reciclara un pequeño mueblecito y vino con una idea en su cabeza: quería que el mueble fuera verde azulado por fuera y naranja por dentro. No sé si lo sabía o no, pero estos dos colores son opuestos complementarios, ideales, juntos son una bomba para los sentidos, quedan tan bellos juntos que es dificil imaginarlos separados.
Lo primero que hice fue arreglarle la tapa trasera, que estaba agujereada. Aprovechando que saqué la parte de atrás pinté el interior del mueble con mucha facilidad, ya que no tenía parte trasera que me impidiera ver y meter mano por donde quisiera.
El naranja es un color complicado, hay que pintar muchas manos y es recomendable dar un fondo blanco bien prolijo para que termine de cubrir bien. A base de paciencia y muchos días de trabajo lo logré y quedó con un color increíble. La parte de afuera fue más sencilla: el verde que elegimos con Vicky es para mi gusto uno de los más lindos y el resultado habla por si solo.
Hoy Vicky y su marido vinieron a buscar el mueble y cuando se fueron me quedé pensando en lo bueno de poder compartir a traves de estos trabajos la vida y los buenos momentos de ellos dos.
Me pregunto cómo estarán la próxima vez que los vea... hasta el próximo mueble!







viernes, 15 de marzo de 2013

Segundas oportunidades.

La singer llegó a mi casa casi por casualidad. Hace unos años, un compañero de mi curso de fotografía que sabía de mi amor por los muebles antiguos me mandó un mensaje de texto contandome que su mamá tenía una singer muy vieja que estaba a punto de tirar a la calle porque no tenía donde guardarla. Generosamente me la ofreció sin pedirme nada a cambio y no lo dudé. Al otro día fui a buscarla y desde ese día formó parte del mobiliario cotidiano de mi casa.
Durante muchos meses fue el apoyo de los bolsos cuando venían visitas, el adorno del palier de entrada. Y yo me fui dejando estar, pintando muebles para todos los demás pero siempre con poco tiempo  para dedicarme a los míos. Hasta que decidí que era hora de darle una oportunidad y puse manos a la obra.
Mientras la pintaba iba subiendo fotos al facebook y un día recibí un mensaje de Luchi, dicendome que la mesa singer era JUSTO lo que estaba buscando y que le gustaba mucho como la estaba pintando. Mi primera reacción fue negarme, ese mueble era mio, me lo habían regalado y formaba parte de mi casa. Pero al pensarlo mejor me di cuenta que lo mínimo que merecía la singer era una segunda oportunidad: una casa donde la pusieran en algún lugar realmente privilegiado y que fuera la pieza única de ese hogar. Me contacté con Luchi y quedamos en que cuando la terminara se la vendería.
Días más tarde la vino a buscar. La despedí con un dejo de añoranza. Suelo encariñarme con los muebles que vienen a mi casa, por unos días o por unos años. Forman parte de mi vida.
Pero estoy a favor de las segundas oportunidades. Y mi singer la merecía.








Dulce Espera

Sol y yo nunca nos vimos las caras: bastó con intercambiar un par de mails para acordar cómo pintaríamos la silla mecedora que irá en el cuarto de su beba.
 Faltan apenas unos días para que nazca y la silla se terminó justo a tiempo. Sol no quería un color aburrido, pero tampoco algo que aturdiera. La tela que había comprado era rosa a rayas y estaba segura de que tenía que ser algo que le diera un poco de contraste al rosa bebé. Nos decidimos por este verde: Calmo y con la suficiente personalidad como para que no quede chato. 


Qué les parece?